Algunas familias no se terminan de sentir completas hasta que tienen un perro en casa. Un amigo peludo que tenga como bondad principal darle vida y un poco de movimiento al hogar. Antes de adquirir uno, debemos tomar en cuentas cuáles son nuestras posibilidades reales para tener y conservar uno para que tu mascota también pueda sentirse cómoda.
En primer lugar debes saber que los perros grandes no van bien en casa pequeñas. Los animales que tienen gran tamaño necesitan espacio para correr y jugar y si tu casa no le ofrece esas posibilidades, tendrás un perro inquieto, nervioso y desesperado.
Por otro lado, deberás valorar a tus hijos. Si tienes niños pequeños que aún están en la etapa de jugar y corretear por toda la casa, tu perro deberá ser uno muy paciente, que no reaccione con una mordida al momento que le estiren la cola o lo aprieten con fuerza. Existen muchas razas que son muy amigables y juguetones con los pequeños.
Aunque debemos mencionar algo: muchos expertos recomiendan que si tienes niños pequeños, consigas un perro adulto, ya que estos tienen mucha más paciencia.
La tarea de los padres, además, será educar al perro porque tampoco será gracioso que tengas un doble desastre en la casa: suficiente con las travesuras de los niños. Enséñale a tu mascota desde cachorro en qué parte hará sus necesidades, dónde va a dormir y a qué lugares no puede entrar.
Sin importar el tamaño, la raza, lo peludo o lo inquieto que pueda ser tu perro, ámalo porque con el paso del tiempo deja de ser una mascota y se vuelve en el ser más consentido que puedes tener en tu familia.