Salud

¿Intolerante a la lactosa?

jueves 9, abril 2015 - 8:01 am

Lactosa

La lactosa es el azúcar de la leche, un disacárido formado por una molécula de glucosa y otra de galactosa. Cuando la lactosa llega al intestino delgado, la enzima lactasa actúa sobre la lactosa que se encuentra en los alimentos ingeridos, dividiéndola en las dos moléculas que la componen, con el fin de que puedan ser absorbidas, digeridas y transportadas a través del torrente sanguíneo.

Cuando la persona tiene un déficit de lactasa (la enzima lactasa presenta una baja concentración o no se produce), la lactosa de la dieta no puede ser digerida en el intestino delgado, pasando directamente al intestino grueso, donde es fermentada por la flora bacteriana, provocando náuseas,diarrea, calambres, gases e hinchazón del vientre. Esta situación se conoce como intolerancia a la lactosa, alactasia hereditaria, alactasia congénita o hipolactasia.

La intolerancia a la lactosa es muy común y afecta al 75% de la población en todo el mundo. Hay ciertos grupos étnicos más propensos a padecer esta afección, como las razas asiáticas, en las que cerca del 90% de la población presenta este trastorno intestinal. También es frecuente en grupos africanos, hispánicos y procedentes del sur de la India. En España, el trastorno afecta aproximadamente al 19-28% de la población.

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Causas de la intolerancia a la lactosa

La intolerancia a la lactosa puede ser hereditaria (primaria) o adquirida (secundaria). En la intolerancia de origen primario se produce una deficiencia de lactasa que se hereda de forma recesiva (es necesaria la presencia de dos copias de un gen anormal para padecer el trastorno). En los seres humanos, la ingesta de leche es vital durante la infancia, y por ello en esta etapa de la vida la lactasa suele tener niveles altos, que disminuyen progresivamente con la edad. Por este motivo, la intolerancia primaria a la lactosa se manifiesta frecuentemente a partir de la adolescencia, aunque puede comenzar antes de los siete años.

La deficiencia de lactasa congénita (presente en el momento del nacimiento) es frecuente en niños prematuros, ya que los nacidos a término no suelen manifestar signos de intolerancia a la lactosa hasta alrededor de los tres años de edad; los síntomas se manifiestan al iniciar la ingesta de leche y consisten endiarrea acuosa, dolor abdominal e irritabilidad, y se resuelven al eliminar la lactosa de la dieta.

En cuanto a la intolerancia a la lactosa adquirida o secundaria, tiene su origen en un daño de la mucosa intestinal o una reducción de la superficie de absorción, causada por diferentes patologías intestinales como gastroenteritis, síndromes de malabsorción, enfermedad de Chron, enfermedad celíaca, desnutrición, intestino corto, etcétera.

También puede darse una intolerancia a la lactosa transitoria, o deficiencia funcional, a consecuencia de alguna enfermedad intestinal o un tratamiento con antibióticos que haya afectado al aparato digestivo, y en pacientes que hayan sufrido un vaciamiento gástrico rápido, generalmente después de una cirugía. En estos pacientes la actividad de la enzima permanece, sin embargo no existe una digestión completa de la lactosa por la disminución del tiempo de contacto con la mucosa intestinal.

Síntomas de la intolerancia a la lactosa

Pueden aparecer uno o varios de los siguientes síntomas, tras la ingesta (entre 30 minutos y dos horas después) de productos que contengan lactosa:

  • Náuseas.
  • Hinchazón abdominal.
  • Dolor abdominal.
  • Gases.
  • Diarrea.
  • Heces con olor fétido.
  • Pérdida de peso.

Diagnóstico de la intolerancia a la lactosa

Para diagnosticar la intolerancia a la lactosa en cualquiera de sus formas se utilizan varios métodos, y el más sencillo consiste en eliminar la lactosa de la dieta y evaluar si desaparecen los síntomas.

  • El test de intolerancia a la lactosa o de glucosa plasmática se basa en el aumento de la glicemia mayor a 20 mg/dL, tras una hora de haber consumido una carga de 50 g de lactosa. Si dicho aumento no se produce, la prueba es positiva, ya que significa que el disacárido no ha sido hidrolizado y absorbido.
  • En el test respiratorio de hidrógeno se administra la lactosa al paciente por vía oral. En los sujetos con intolerancia a la lactosa la ausencia de absorción intestinal favorece su llegada al colon, y tiene como resultado la liberación de hidrógeno y su eliminación a través del aire espirado. Por lo tanto, una elevada concentración de hidrógeno en el aire espirado después de la administración de lactosa indica intolerancia a la misma.
  • El test de acidez en deposiciones se emplea sobre todo en los niños pequeños y en los lactantes, en los que resulta difícil realizar otro tipo de pruebas. Consiste en analizar lasdeposiciones que, en el caso de existir una mala absorción de lactosa, son más ácidas de lo normal, porque cuando la lactosa es metabolizada por la flora bacteriana del intestino grueso, se incrementa el contenido de ácido láctico en las deposiciones.
  • Otros métodos de diagnóstico son la biopsia intestinal para cuantificar la actividad enzimática y el estudio genético.
  • Es habitual que se confunda la intolerancia a la lactosa con el síndrome del intestino irritable, por lo que se debe realizar el diagnóstico diferencial para confirmar que se trata de un déficit de lactasa y no de otro tipo de trastorno intestinal.

Tratamiento de la intolerancia a la lactosa

Existen dos alternativas para el tratamiento de la intolerancia a la lactosa. La primera es suprimir de la dieta todos los alimentos que tengan lactosa, es decir cualquier producto que contenga leche o queso o que se haya elaborado a partir de estos, ya sea de forma total en los pacientes muy sensibles, o de forma leve en pacientes menos sensibles, que pueden permitirse ingerir pequeñas cantidades de lactosa.

El déficit de lactasa varía de una persona a otra, y también a lo largo de la vida, por lo que se puede averiguar el grado de intolerancia a la lactosa de cada paciente, y determinar el tipo y cantidad de lácteos que puede consumir.

Se debe tener en cuenta que la lactosa puede estar presente en la composición de muchos alimentos o bebidas y no solo en los productos lácteos. Puede haber lactosa en el pan, caramelos, fiambres, postres, sopas, salsas y medicamentos, por lo que se recomienda leer siempre las etiquetas de los alimentos para identificar la presencia de lactosa. El consumo de yogur con cultivos bacterianos vivos produce liberación de lactasa bacteriana bioactiva en el intestino.

La otra alternativa consiste en la administración de sustitutos de la lactasa. Tomar suplementos de la enzima lactasa antes de consumir productos lácteos puede evitar la aparición de síntomas en algunas personas, sin embargo, no es eficaz en todos los pacientes que sufren este trastorno.

 

Fuente: webconsultas.com



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