Los ataques de ansiedad pueden afectar nuestra rutina de vida
Enfrentar situaciones en extremas como llegar a una prueba académica sin haber estudiado, llegar tarde a una reunión de vital importancia, afrontar el regaño de los padres o experimentar situaciones cercanas a la muerte son circunstancias que pueden conducir a un ataque de pánico o ansiedad.
En estos casos estas advertencias llegan hasta nuestro cerebro y se activa un mecanismo de defensa llamado “ataque de ansiedad ” por lo que en ese momento nuestro cuerpo se prepara para identificar un posible peligro.
Pero, ¿qué sucede si los ataques de ansiedad suceden en momentos en los que no enfrentamos ningún peligro o situación extrema? ¿qué tan frecuente suele darse este escenario? ¿cómo debemos reaccionar?
Sin duda responder estas interrogantes es necesario para estar consciente de las consecuencias que conlleva experimentar.
Como comentamos anteriormente, la orden de ansiedad orienta a nuestro cerebro para que busque un peligro y cuando no puede encontrar ninguno identificable, dirige su búsqueda hacia nuestro interior e interpreta un peligro como “me estoy muriendo, me está dando un infarto, estoy perdiendo el control” estamos entonces ante un trastorno de ansiedad.
En ese sentido, la crisis de ansiedad son períodos en los que de manera repentina aparece un temor o miedo intenso sin una razón aparente o evidentes, desarrollando una serie de síntomas físicos muy intensos relacionados con la activación del sistema nervioso tales como:
- Taquicardia
- Dificultad para respirar
- Mareos
- Temblores
- Sudoración
- Visión borrosa
- Sensación de irrealidad
Lo anterior puede ocasionarse porque la persona este experimentando exceso de estrés en el día a día, puede que este respirando de forma inadecuada y una última causa puede darse en aquellas personas que han experimentado sensaciones de pánico y las relacionan con situaciones específicas de su vida.
Las sensaciones de quedarse sin respiración y de sudor producidos por el ejercicio físico, la sensación de inquietud producida por beber café o el calor producido por tiendas repletas de gente podrían conducir a sentir pánico.
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Aunque en la mayoría de las ocasiones los síntomas desaparecen luego de haber experimentado la sensación de ansiedad, esta última causa puede tener repercusiones en la conducta de quien lo experimenta.
Cada vez que se enfrente a los escenarios que relaciona con peligro volverá a experimentar los ataques de ansiedad.
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Por tanto, es necesario buscar ayuda de profesionales de la salud mental que se apoyan en la terapia cognitiva-conductual que ayuda a los pacientes a identificar y aprender a controlarse en estos casos.