“Romper nunca es sencillo”, decía ABBA en su mítica ‘Knowing Me Knowing You’ allá por la década de los 70. El cuarteto sueco, al menos en esta canción, describía el adiós sentimental como un doloroso acto de valentía, sellado por palabras sinceras pronunciadas frente a frente. O sea, básicamente, lo contrario a ese “se fue a por tabaco y nunca volvió” que hoy llamamos ‘ghosting’.
Una palabra que, por mucho que intente ‘suavizar’ la realidad tirando de anglicismo, oculta una acción cruel, cobarde y cuyas consecuencias en quien lo sufre pueden ir mucho más allá de lo que puede imaginar el que lo practica con frecuencia, alevosía y, en muchos casos, escaso o nulo sentimiento de culpa.
“Los datos son alarmantes, el 26% de las mujeres y 33% de los hombres ya sufrieron el efecto ‘ghosting’ alguna vez. Yo he visto como muchísimas personas me escriben por las redes sociales que lo han padecido o pacientes que necesitan ayuda psicológica para afrontar este tipo de separación tan traumática”, explica Lara Ferreiro, psicóloga.
Pero por si todavía, a estas alturas, alguien no es consciente de que ha machacado a sus ex parejas desapareciendo sin dejar rastro, aclaremos qué es es, exactamente, hacer un ‘ghosting’: “Proviene de la palabra inglesa ‘ghost’, que significa fantasma.
Y que te hagan un ‘ghosting’ es que sin previo aviso, la persona con la que estabas involucrada sentimentalmente desaparezca de la faz de la tierra, no vuelva a ponerse en contacto contigo y, si tú tomas la iniciativa, no conteste a tus Whatsapps ni a tus llamadas e incluso te bloquea de sus redes sociales. De esta forma, se supone, te tienes que dar por enterado de que la relación se ha terminado. Este tipo de rupturas son muy crueles para los que lo sufren porque no dan ni opción a réplica ni oportunidad para despedirte”, cuenta Ferreiro.
Aunque la denominación es relativamente nueva, este tipo de rupturas ha existido de toda la vida. “El comportamiento de huida (a la francesa) no es ninguna novedad en las relaciones de pareja. De hecho, frases como “se fue a por tabaco y nunca más volvió” describen este tipo de conductas. En España, también lo llamamos “bomba de humo”, para definir a las personas que simplemente se van sin mediar palabra.
¿Por qué, de pronto, lo que ayer eran risas y promesas hoy es un silencio atronador? ¿Por qué no llama? ¿Por qué no responde a los mensajes? ¿Por qué ya no da ‘likes’ a mis fotos ni ve mis ‘stories’? “Primero -recomienda esta especialista- sería ser sincero con uno mismo y determinar si de verdad es un ‘ghosting’ o simplemente se vieron una vez y no está interesado/a en ti (y te cuesta asumirlo o no lo captas)”.
El ‘ghosting’. Prosigue, implica “una desaparición sin explicación cuando ya se había establecido una vinculación emocional, mental y/o sexual”. Si ésta ya se había materializado, se produce “por pura comodidad narcisista de no dar la cara y por cobardía de no querer enfrentar el momento de dejar a esa otra persona”.
Está claro que “a nadie le gusta pasar por el momento de romper con alguien, porque no es agradable”. Sin embargo, esta portavoz señala que “las nuevas tecnologías han favorecido esta manera tan cruel de acabar una relación. Te bloqueo y aquí te quedas, si te he visto no me acuerdo. O dejo de contestar, fácil, cruel y rápido”.
Nos guste o no (y no suele gustarnos), en el mundo actual, cortar las vías de comunicación virtuales que teníamos con alguien es la manera más ‘visual’ de cerrar una relación.
“Si una persona te bloquea de su WhastApp, Facebook, Twitter o Instagram es como si tú no existieras. Con desaparecer tú o hacer desaparecer a la persona con la que tenías una relación de pareja, relación informal, amigos con derechos o semirelación es suficiente. Ya no es necesario cambiar de trabajo, mudarte de casa o de ciudad. Desafortunadamente, parece que basta con borrar su contacto”.
El viejo ‘ojos que no ven, corazón que no siente’ ha encontrado en el terreno virtual el lugar perfecto para germinar. “En internet circula un vídeo muy interesante sobre el ‘ghosting’. En él, una profesora del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), Sherry Turkle -especializada en relaciones sociales en estos tiempos de Millenials- comenta que el ‘ghosting’ se trata de algo casi único del mundo online. Si alguien te envía un mensaje, sientes que si quieres no respondes nada. En cambio, si estuviéramos manteniendo una conversación cara a cara con alguien, tendríamos que responder algo. Nos hemos acostumbrado a deshacernos de la gente contestando simplemente… nada”.
CÓMO ASUMIRLO SI LO SUFRES
¿Qué hacemos si lo sufrimos? “Ante todo, saber que no tiene nada que ver contigo, que esa persona es medio perverso narcisista, que sólo se quiere a si mismo y que lo hace así por cobardía, miedo a tu reacción o egocentrismo”, asevera esta psicóloga.
Asumirlo debe ser el primer paso por pura salud mental. “Enfócate en tu vida y en aquella persona que no se planteé si te quiere o no y que sea lo suficientemente maduro/a para poder hablar las cosas”.
El segundo, “no pensar en por qué lo ha hecho porque no lo vas a saber”. Se trata, en su opinión, de “un estilo de comportamiento aprendido por parte del otro y el resultado es el mismo: ya no vais a estar juntos”.
Tercero, ponerle límites si vuelve. “Del ‘ghosting se puede pasar al ‘zombing’, del “fantasma” al “zombie” que resucita al cabo de un tiempo”. ¿Qué hacemos entonces? “Se le bloquea y no se le contesta nunca jamás. El silencio es una respuesta. De paso trabaja la empatía para que sepa cómo te sentiste. Te hará lo mismo”.
“Rodearte de la gente que te quiere, volcarte en subir tu autoestima y en el caso de que no puedas superarlo por ti mismo, ir a terapia con un psicólogo experto”, sería el cuarto consejo de Lara Ferreiro.