Para la mayoría de personas adultas, beber alcohol es un placer y una forma de compartir un buen rato con amigos o familiares. Puede incluso convertirse en una afición, como en el caso de los expertos en vinos o los productores de cervezas artesanas.
Consumido con moderación, el alcohol puede formar parte de nuestras vidas de forma natural y saludable. Pero ¿qué pasa cuando se nos van las manos y abusamos de las bebidas alcohólicas?
Consecuencias del abuso del alcohol
Según datos de la Sociedad Socidrogalcohol, en nuestro país el consumo excesivo del alcohol provoca tres millones de muertes al año, más del doble de las causadas por el coronavirus. Estos son los casos más extremos, pero también hay muchas otras personas que sufren las consecuencias de un consumo descontrolado de las bebidas alcohólicas. Y cuando esto sucede, el hábito deja de ser placentero para ser origen de angustia, daños y enfermedades. Es lo que se conoce como el trastorno por consumo de alcohol, y puede ser de leve a severo, en función de los síntomas. Cuando es del tipo severo, nos encontramos delante de los casos de alcoholismo o dependencia del alcohol.
El consumo excesivo de alcohol también puede aumentar el riesgo de ciertos tipos de cáncer, además de conducir a enfermedades del hígado, como hígado graso y cirrosis o dañar el cerebro. En el caso de mujeres embarazadas, puede dañar al bebé. El alcohol también aumenta el riesgo de muerte por accidentes automovilísticos, lesiones, homicidios y suicidios.
¿Cómo saber si estamos abusando del alcohol?
Para saber si nuestra relación con el alcohol es normal y saludable o, por el contrario, se está convirtiendo en un problema para nuestra salud física y mental, podemos hacernos una serie de preguntas que nos ayuden a evaluar la situación.
En primer lugar, podemos preguntarnos si ha habido momentos en los que bebimos más o de lo que teníamos intención de beber, o si nos ha pasado que quisimos reducir su consumo o dejar de beber, o lo intentamos, sin éxito. Otra señal pasa por observar si pasamos mucho tiempo bebiendo o sufriendo sus consecuencias con resaca
Si, de repente sentimos una fuerte necesidad o urgencia por beber también puede ser indicativo de una mala relación con el alcohol, de igual manera que si estamos dejando de hacer otras cosas para poder beber.
Por supuesto, cuando la bebida interfiere en la relación con nuestra familia y amigos y afecta al cuidado del hogar o nos causa problemas en el trabajo o la escuela, también podemos encontrarnos ante un problema.
El abuso del alcohol también puede llevarnos a involucrarnos en situaciones tensas que aumenten nuestras probabilidades de recibir un daño, como conducir, nadar, operar máquinas, caminar en un área peligrosa o tener relaciones sexuales sin tomar recaudos.
Si bebemos demasiado, cuando se desvanecen los efectos del alcohol surgen síntomas de abstinencia, como trastornos de sueño, temblor, irritabilidad, ansiedad, depresión, desasosiego, náuseas o transpiración. Estas señales también hay que tenerlas en cuenta.
Si presentamos cualquiera de estos síntomas, nuestros hábitos con respecto al consumo de alcohol podrían ser causa de preocupación. Cuantos más síntomas se manifiesten con mayor urgencia necesita un cambio. En ese caso, lo más importante es acudir a un profesional de la salud para pedir consejo y evaluar los síntomas para detectar algún trastorno por consumo de alcohol.