“Eran las 9 de la noche. Después de leer un cuento y arropar a Pablito, apagué la luz de su cuarto y me dirigí a la cocina, pasaron10 minutos cuando escuché un ruido extraño y muy fuerte, que solo podía tratarse de ronquidos. Inmediatamente pensé que era el vecino, pero al asomarme al cuarto de mi hijo descubrí que él era el que roncaba, ¡y a penas tiene 8 años!”.
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Solemos relacionar los ronquidos a las personas de la tercera edad, sin embargo, este “ruidoso” problema afecta también a los niños y esconde causas que merecen tu atención, asesorados por el doctor Raúl Fuentes Beltrán, otorrinolaringólogo y alergista, te las contamos en este artículo.
Las posibles causas
Lo primero que debemos aclarar es que si un niño ronca ocasionalmente no siempre es un problema grave. “Un catarro puede ocasionar ronquidos debido a que por la congestión en la nariz, se respira por la boca, pero esto no debe durar más de 7 a 10 días”, indica el Dr. Fuentes Beltrán. El problema es cuando los ronquidos son constantes, añade el especialista. Estas podrían ser algunas causas:
Rinitis alérgicas: el contacto con elementos a los que el niño es alérgico como ácaros del polvo, animales, roedores y hongos, causa una inflamación de la mucosa que a su vez es causante de ronquidos.
Sobrepeso: los niños que padecen de un peso excesivo suelen tener muy cortos los tejidos del cuello, esto hace que el paso del aire se complique al estar acostado en ciertas posiciones.
Tamaño anormal de adenoides, cornetes y amígdalas: los niños que son “roncadores crónicos”, aquellos que lo roncan con gran intensidad, tienen las amígdalas o adenoides demasiado grandes. Generalmente se debe a que las alergias o infecciones recurrentes o aquellas en cuyo tratamiento no se cumplió a cabalidad, las agranda poco a poco.
Mandíbulas desiguales: las configuraciones óseas anormales, como las mandíbulas prominentes, ocasionan que el niño tenga tendencia a abrir la boca mientras duerme, la lengua y posición al estar acostado pueden ser obstáculos para dejar pasar el aire.
Hablemos de soluciones
Si un niño ronca, constantemente, lo ideal es que se consulte a un médico y no verlo como un problema leve. Cuando se trata de alergias, se debe buscar qué las ocasiona y si es posible, inmunizar al paciente para que deje de sufrir las consecuencias de estas. Si la causa de los ronquidos es el tamaño de las amígdalas o los adenoides, pueden recetarse antibióticos, esteroides y sprays que controlen su crecimiento. Depende de la magnitud del caso, puede recurrirse a cirugías de extirpación.
La verdad de las amígdalas
Existe la creencia que las amígdalas y adenoides son claves para el sistema inmunológico, y no se deben retirar del cuerpo, especialmente en niños. Fuentes Beltrán desmiente este mito: “antes de nacer, las amígdalas y los adenoides producen anticuerpos para defender el organismo, cuando nacemos esa función empieza a decrecer lentamente. Con el tiempo inician a funcionar la hemoglobina y la médula ósea. Al cumplir los 2 años, la tarea de producción de defensas queda relegada en su totalidad a la médula ósea”, por lo tanto podemos decir que no son impresindibles para el cuerpo.
¿Quitarlas o no?
Es posible justificar que con el crecimiento el niño tendrá spacio suficiente para que el tamaño de amígdalas no cause problemas, pero “¿vale la pena esperar a que el pequeñito crezca y pase años de mal sueño y molestias debido a los ronquidos? Los procedimientos de extirpación de amígdalas y adenoides son muy seguros y ampliamente practicados en países desarrollados, agrega el especialista.
Ronquidos peligrosos
Según el Dr. Fuentes, más allá de despertarnos por las noches, los ronquidos en los niños pueden ser los responsables de dos graves problemas para la salud y bienestar de los pequeños:
- Apnea del sueño: se trata del cese momentáneo de las respiración. Cuando el niño está roncando hace una pausa en la que el oxígeno deja de pasar al cerebro, al retomarse la respiración pueden generarse taquicárdias o por el contrario, bajarse la presión arterial.
- Sin descanso reparador: los ronquidos provocan que el cerebro no descanse completamente, lo que ocasiona un bajo rendimiento académico, comportamiento desafiante o decaimiento.
Fuente: Dr. Raúl E. Fuentes Beltrán
Otorrinolaringólogo, alergista de nariz, oídos y garganta de niños y adultos.
Tel: 2263-6701
Sitio web: www.fuentesbeltran.com