La mayoría de las tierras agrícolas en el mundo ya están en uso. A medida que las poblaciones crecen, la demanda de tierras aumenta y la agricultura se enfrenta al desafío de aumentar la producción en los próximos 30 años y de hacerlo en terrenos más limitados. Esto nos obliga a optimizar el uso de la tierra disponible, al tiempo que garantizamos la preservación de la biodiversidad y nuestros recursos naturales.
Cada año, el 16 de octubre se celebra el Día Mundial de la Alimentación, una fecha que nos recuerda la importancia de garantizar que todas las personas tengan acceso a alimentos seguros, nutritivos y suficientes. Sin embargo, a pesar de los avances en la producción a nivel global, la seguridad alimentaria sigue siendo un desafío crítico que afecta a millones de personas en todo el mundo.
De acuerdo con el informe «El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2023», de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), se estima que en 2022 padecieron hambre en todo el mundo de 691 a 783 millones de personas. Este informe revela que varios factores contribuyen a la inseguridad alimentaria, como los conflictos bélicos, el cambio climático, la falta de acceso a recursos y la creciente desigualdad. Además, la pandemia de COVID-19 exacerbó aún más esta crisis.
Sumado lo anterior, en el año 2050 seremos 10 mil millones de habitantes – sólo en México, vivirán casi 23 millones de personas- y la demanda de alimentos crecerá un 70%. En el marco del desafío del cambio climático, una de cada cuatro personas no tendrá acceso al agua potable, y requeriremos un 50% más de energía en el planeta, según la FAO.
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