Los hombres aman nuestro cuerpo, pero hay ciertas partes que los encienden más que otras.
Los gustos de cada persona varían, en cuanto a color de piel, cabello, y otras zonas, la mayoría coincide que estas son las más atractivas para ellos.
Los pechos. Ya sean grandes o pequeños, esta es definitivamente la parte de nuestro cuerpo que ellos prefieren y más admiran. Difícilmente pasaran desapercibidos ante sus ojos, por un buen escote o la forma en la que resaltan de nuestra ropa. Siempre tienen una fascinación especial con nuestros pechos que no podemos explicar.
Trasero. Es imposible que los hombres no volteen a mirarte cuando pasas, es una parte atractiva que siempre llamará su atención, ya sea uses un vestido, shorts, o un jeans, y la forma de caminar, a ellos les encanta seguirte con la mirada.
Cabello. Rubias, castañas o pelirrojas, cada estilo tiene un atractivo diferente. Ya sea una larga melena o un corte hasta los hombros, a ellos los conquista la actitud que tomamos cuando soltamos nuestro cabello y admiran la seguridad que sentimos con una cola.
Las piernas. Se ha comprobado que algunos hombres se vuelven locos con ellas. Largas, delgadas o bien definidas, al igual que los muslos a ellos les provocan acariciarlas y además apreciarlas en un pequeño short o una falda, además de que nos sentimos sexis cuando ellos nos observan.
El vientre. A los hombres les encanta mirar esta parte porque entre el ombligo y la “pancita” tenemos una zona que les atrae y siempre van a desear acariciar, para ellos es muy excitante deslizar sus manos por nuestro abdomen y de paso viajar por nuestras caderas.
La Piel. En general, cualquier zona de nuestro cuerpo donde ellos puedan acariciarnos y sentir la suavidad de nuestra piel, los hombros, el cuello o incluso nuestro rostro, siempre buscan abrazarnos y mantener el contacto, además que les encanta sentir nuestro perfume y el calorcito de nuestro cuerpo.
Recuerda, lo más importante es que te sientas segura con tu cuerpo y a gusto con tu pareja, una mujer llena de confianza y seguridad es más sexi que aquella que tiene un “cuerpo perfecto”. Es cuestión de actitud.