Una correcta alimentación es fundamental para mantener una buena salud. Por este motivo, es básico que puedas consumir las cantidades adecuadas de vitaminas, minerales, fibra y ácidos grasos.
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Vitamina A: ayuda a mantener en buen estado la mucosa de las vías respiratorias y se puede encontrar en los vegetales anaranjados como la zanahoria, el boniato, el albaricoque, la calabaza.
- Vitaminas del grupo B: protegen frente a las infecciones y abundan en la levadura de cerveza, las harinas integrales y los frutos secos.
- Vitamina C: de acción antioxidante, su carencia se asocia a una menor resistencia a las infecciones. Son ricos en ella los cítricos, el kiwi, el tomate y los pimientos.
- Vitamina E: impide la proliferación de virus, alivia el estrés y contribuye a que las defensas no disminuyan con la edad. En aceites vírgenes, cereales integrales y semillas.
- Vitamina D: tiene un efecto regulador del sistema inmunitario. Para que el organismo la sintetice, es necesario exponerse al sol.
- Magnesio: es uno de los mejores agentes para acrecentar el poder inmunitario. Frutos secos, semillas y cereales, además de otros vegetales, aseguran un buen aporte de este mineral.
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Selenio: su carencia puede transformar un virus benigno en maligno. En infecciones crónicas se aconsejan dosis de 50 a 200 microgramos al día. Sus mejores fuentes son: levadura de cerveza, algas, germen de trigo, ajo, cebolla y col.
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- Zinc: interviene decisivamente en el equilibrio del metabolismo y refuerza las defensas. Se recomienda un suplemento de 15 mg diarios, o incluso el doble en el caso de poca resistencia a las infecciones. Se encuentra en los cereales integrales, la levadura de cerveza y el brécol.
La evidencia científica revela que combinar una dieta variada y equilibrada con complementos alimenticios ayuda a prevenir posibles carencias y/o déficits nutricionales y posibilita, también, reducir el riesgo de enfermedad crónica.