Los sistemas alimentarios han experimentado cambios dramáticos en las últimas décadas. Está ampliamente establecido que esto ha tenido implicaciones para la nutrición, la seguridad alimentaria y la sostenibilidad.
Las personas que llevan una alimentación 100% basada en plantas tienen un 30-50% menos de riesgo de enfermar de diabetes.
Pero, ¿Qué hay de las personas que ya padecen esta enfermedad?. Durante mucho tiempo, hubo ciertas preocupaciones con respecto a una alimentación predominante o total en alimentos de origen vegetal, pues se consideraba que había una mayor ingesta de carbohidratos, elevación del azúcar en sangre, aumento de peso, falta de energía, entre otros.
Sin embargo, diversos estudios actuales alrededor del mundo, coinciden en que:
Las dietas a base de plantas, son herramientas eficaces para la prevención y el control de la diabetes tipo 2.
El consumo de comidas rápidas, las carnes y otras grasas animales, los cereales altamente refinados y las bebidas azucaradas, desempeñan un papel fundamental en las tasas crecientes de diabetes tipo 2.
La prevalencia e incidencia de la diabetes tipo 2 son significativamente menores entre quienes siguen patrones de alimentación basados en plantas en comparación con los omnívoros.
Se ha descubierto que las legumbres, cereales integrales, frutas, verduras, nueces, y fibra son elementos protegen contra la diabetes.
Las dietas altas en carbohidratos complejos, de bajo índice glucémico, bajas en grasas y predominantemente vegetarianas se asocian con la pérdida de peso y disminución en las dosis de tratamientos con insulina.
Los carbohidratos de los cereales integrales y la fibra reducen el riesgo de desarrollar diabetes, mientras que los carbohidratos refinados, bajos en fibra, pueden aumentar el riesgo de diabetes.
Las grasas saturadas y trans, encontradas en productos de origen animal, aumentan el riesgo de desarrollar diabetes, y en los pacientes diabéticos, aumentan la mortalidad.
Dicho lo anterior, las personas que quieran prevenir o controlar la diabetes (y en realidad para todas las personas), es recomendable ingerir en mayor proporción:
- Verduras, sobre todo hojas verdes y aquellas que puedan comerse crudas
- Frutas con cáscara y alto contenido de fibra y líquidos
- Cereales integrales y granos enteros
- Legumbres: frijoles, lentejas, garbanzos, habas, etc
- Nueces, semillas y otras fuentes de grasas vegetales, como cacahuates, almendras, nueces, semillas de girasol, aguacate
En contraparte los alimentos que deben consumirse en cantidades mínimas -o nulas-, son:
- Cereales refinados, como harinas blancas, pan dulce, galletas, frituras, pastelitos.
- Azúcares refinados, como dulces y golosinas, bebidas azucaradas, azúcar añadida.
- Productos de origen animal y grasas animales, incluyendo lácteos y huevo.
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