Una salud emocional comienza en casa. Dedique el desayuno a compartir con sus seres queridos, deje de lado su celular y el periódico y entreténgase con las aventuras de sus hijos o su cónyuge. De camino al trabajo, cante como si estuviera en un concierto, sonríale a la vida y permita que la naturaleza a su alrededor sean sus compañeros de viaje.
En la oficina no permita que las malas vibras o el trabajo acumulado le afecte, sonría a los retos y verá cómo sus asuntos pendientes fluirán mejor. Hidrátese con frecuencia para que su cuerpo trabaje mucho mejor. En la noche regrese a su casa a descansar, las tareas pendientes le esperarán luego, por ahora es tiempo para ejercitarse, ir al cine o disfrutar en familia o con sus amigos.
Este pareciera ser el relato de una vida ideal, pero sí es alcanzable. Está en sus manos invertir más tiempo en usted o enfermarse.
Los especialistas canadienses confirmaron en su investigación que quienes no invierten más en su entorno o las personas que les rodean, son más propensos al estrés, la depresión, y preste atención: a los infartos.
Según los investigadores, “la sonrisa es más que un gesto, es la señal de que el cuerpo está en un equilibrio entre cargas anímicas y cansancio físico. Revela que la persona no solo se entrega a funciones de diverso tipo, sino que invierte en actividades que bajan el estrés y el desánimo”.