La humedad y los cambios de clima están a la orden del día en esta temporada, por lo que debes estar atento a todos los signos de enfermedades de vías respiratorias. La congestión nasal es una de las condiciones más incómodas y que pueden disparar tus niveles de ansiedad.

Por ello, te recomendamos no esperar muchos días para consultar con tu médico. Si la congestión y el resfrío se combinan, también debes evitar el contacto con otras personas.... Recuerda que la pandemia de COVID-19 aún no ha terminado. Aquí te brindamos cinco reglas de oro para superar tu congestión nasal de manera correcta y oportuna:

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1. Consulta con un médico para que te recete medicamentos adecuados. Durante la consulta, procura detallar otros medicamentos que ya estás tomando para otros problemas de salud, especialmente si son antibióticos. Si el tratamiento no rinde el efecto esperado, opta por consultar con un médico especialista: el otorrinolaringólogo. Toma todos tus medicamentos al pie de la letra.
2. Evita automedicarte con descongestionantes en spray, como los compuestos por oximetazolina. Estos productos de venta rápida y bajo costo descongestionan tu nariz en pocos minutos, pero cuando su uso va más allá de tres días, pueden irritar tus senos nasales y agravar la situación; cada vez darán menos horas de efectividad, generando un efecto rebote y dependencia.
3. Evita utilizar agua salina preparada en casa. Este procedimiento es una receta común, pero debe realizarse con una solución esteril y los niveles adecuados de sodio. La descongestión será gradual. De preferencia, consulta a tu médico para que determine su uso, así como una marca de confianza.
4. No te coloques mentol u otros productos refrescantes dentro de tus fosas nasales, ya que estos podrían sumarse a las secreciones que ya tienes y agrabar el problema.
5. Durante todo el proceso o los días de congestión, debes mantenerte hidratado, tomando abundante agua, así evitarás la resequedad en tus senos nasales. Los tés de manzanilla u otras babidas calientes naturales, pueden darte un poco de alivio por la noches.

Si son días de frío, recuerda abrigarte y evitar dormir en posición muy horizontal. Darte una ducha tibia o utilizar compresas tibias sobre el rostro también podrían sumar a tu alivio.