En los últimos 20 años, la cantidad de niños con hipertensión —presión arterial alta— se ha duplicado en todo el mundo, según un nuevo estudio publicado en la revista The Lancet Child and Adolescent Health.

Los investigadores encontraron que, en el año 2000, solo un 3% de los niños y niñas tenían hipertensión. Pero para 2020, esa cifra aumentó al 6%. Puede parecer poco, pero los médicos advierten que este cambio es preocupante, porque la presión alta en la infancia puede tener consecuencias graves en la vida adulta.
“Los niños con hipertensión tienen más riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas cuando crecen”, explican los expertos. Y esas enfermedades siguen siendo la principal causa de muerte en muchos países de América Latina.
Los especialistas apuntan a varios factores que estarían detrás de este aumento: dietas con demasiado sodio, el alto consumo de alimentos ultraprocesados y un estilo de vida cada vez más sedentario. Las largas horas frente a pantallas, el poco tiempo de juego al aire libre y la falta de actividad física son parte del problema.
“Estamos viendo cómo los malos hábitos comienzan desde la infancia, y eso puede acortar la salud del corazón en el futuro”, advierten los investigadores.
La buena noticia es que la hipertensión puede prevenirse. Los médicos recomiendan ofrecer a los niños alimentos frescos, frutas, verduras y agua en lugar de bebidas azucaradas, así como reducir el consumo de sal y de comida rápida. También es clave motivarlos a moverse más: caminar, andar en bicicleta o jugar al aire libre todos los días.
Los expertos coinciden en que prevenir la hipertensión infantil no depende solo de las familias, sino también de las escuelas, las comunidades y las políticas públicas que promuevan entornos más saludables para los niños.












