
Por Javier Maldonado y Europa Press
En diciembre de 2019 la ciudad china de Wuhan registraba un inusual incremento de infecciones respiratorias que se complicaban a neumonía, sin imaginar que se convertían en el epicentro de una pandemia que terminaría con la vida de más de 7.000.000 pacientes en todo el mundo, según registros de la Universidad de Medicina Johns Kopkins en EEUU que mantuvo un registro mundial de datos hasta marzo de 2023.
El inquietante avance de contagios del para entonces denominado SARS-CoV-2 puso en alerta a todo los sistemas de salud de países vecinos, y ante el rápido aparecimiento de contagios fuera de China, la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció el 21 de enero de 2020 que estábamos ante una epidemia, dos meses después, el 11 de marzo de 2020 emitía la declaración de pandemia mundial para el ya designado Covid-19.

Fronteras cerradas, calles vacías, sin aviones ni transporte, ambulancias iban y venía de hospitales a hospitales. También los negocios y trabajos estaban suspendidos y eran los trabajadores sanitarios y médicos los que empezaron a sufrir la presión por el desbordamiento de casos y las muertes numerosas.

El Salvador a 14,476 kilómetros de distancia de Wuhan, China, anuncia su primer caso de covid-19 el 18 de marzo de 2020 y con este anuncio vendría un momento de miedo, incertidumbre y medidas gubernamentales algunas acertadas y otras cuestionada para contener los contagios del invisible enemigo Coronavirus.


Los desafíos hospitalarios, económicos y de movilización fueron retratados con escenas dramáticas que poco a poco se han ido diluyendo en la memoria de los salvadoreños y centroamericanos.

Sin embargo, el principal reto quedó en mano de médicos y enfermeras quienes tenían que ir ajustando tratamientos improvisados de acuerdo a as complicaciones de cada paciente, porque no existía nada para combatir el virus del coronavirus.

Hasta el 17 de octubre de 2022 el gobierno de El Salvador reportó 201,785 casos positivos, 179,410 casos recuperados y 4,230 muertes.
El Salvador al igual que el resto del mundo habían optado por el confinamiento de sus ciudadanos y así fue retratado esos meses de 2020.
¿Qué debimos aprender de la pandemia?
La Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) pidió "recordar para aprender" de las "valiosas" lecciones que dejó la pandemia de Covid-19, con motivo del quinto aniversario de esta emergencia sanitaria.
"Cinco años después, el recuerdo del confinamiento sigue presente en nuestra memoria colectiva. No se trata solo de un aniversario, sino de una oportunidad para reforzar el compromiso con la salud pública, la ciencia y la solidaridad. Aprender de lo vivido nos permite construir un futuro en el que la prevención, la responsabilidad social y el respeto por la vida sean valores inquebrantables", expresó la organización.
En ese sentido, ha manifestado que recordar "no es solo mirar atrás con nostalgia y dolor", sino que permite "reflexionar" sobre la importancia de la prevención, la respuesta rápida y la resiliencia social, considerando que es "crucial mantener viva la memoria" para hacer frente a futuras crisis de salud.
Otra de las importantes lecciones que dejó la pandemia fue la importancia de la solidaridad, una "poderosa herramienta" para proteger a los más vulnerables, como las personas mayores, los enfermos crónicos o los inmunodeprimidos, a través de "pequeños gestos" como usar mascarilla en caso de tener síntomas, evitar el contacto con quienes podrían enfermar gravemente y promover la vacunación.
Del mismo modo, lavarse las manos con frecuencia, ventilar espacios cerrados o toser en el codo se evidenciaron como "hábitos que reducen la propagación de virus y enfermedades", siendo necesario adoptarlos en el día a día de cada persona.

La pandemia también evidenció la necesidad de "reforzar los sistemas de salud y priorizar la Atención Primaria", por lo que la inversión en sanidad, en investigación y en formación son "pilares fundamentales" para afrontar una futura pandemia.
Todo ello muestra que la salud "no es solo un asunto individual, sino colectivo", lo que implica cuidar a los demás mediante acciones de protección en situaciones de riesgo, así como fomentar la cultura del cuidado entre generaciones y colectivos vulnerables.
"Frente a la desinformación y el miedo, la ciencia y la evidencia fueron las mejores aliadas durante la pandemia. Vacunas, tratamientos y medidas de prevención demostraron su eficacia. Cinco años después, debemos seguir confiando en la comunidad científica y promover una comunicación clara y basada en datos para combatir bulos y mitos que ponen en riesgo la salud pública", ha añadido la SEMG.

En relación a ello, ha recordado que la sobreinformación y las noticias falsas fueron un desafío, resaltando que es "esencial" contar con una información "clara, accesible y basada en evidencia", especialmente en tiempos de crisis, cuando es necesario contar con la confianza de la población en las instituciones y los expertos.
La asociación ha instado a no olvidar a las "miles de personas perdieron la vida", a las "millones quedaron marcadas por la enfermedad", a una sociedad que "experimentó un cambio sin precedentes", el "sacrificio de quienes trabajaron en primera línea", ni "el dolor de quienes perdieron seres queridos".

Es por ello por lo que ha subrayado la importancia de "transformar el recuerdo en acción", explicando que la memoria del confinamiento "no debe ser solo un acto simbólico", sino servir para generar cambios reales como una mejora de la respuesta sanitaria, garantizar la equidad en el acceso a la salud y reforzar la concienciación sobre medidas de prevención.

"El Covid-19 nos mostró que el mundo puede cambiar en cuestión de días. La resiliencia ante futuras pandemias depende de la preparación, la inversión en salud pública y la capacidad de respuesta. La experiencia vivida debe servirnos para diseñar estrategias más eficaces y garantizar que, ante nuevas amenazas, estemos mejor preparados", ha añadido la SEMG.











