De acuerdo con la especialista Maritza Landaeta Jiménez , máster en planificación alimentaria nutricional, las dietas que proponen perder peso de manera rápida no son seguras, primero porque no cumplen con los requerimientos nutricionales y segundo porque le hacen daño al organismo.
Al hacer estas dietas se baja de peso velozmente debido a la pérdida de agua corporal (producen deshidratación brusca) y el cuerpo, al no tener suficiente energía para trabajar, comienza a utilizar el músculo. Su principal problema es que favorecen una recuperación muy rápida del peso perdido conocido como efecto “rebote”.
Según la doctora Landaeta, nuestro organismo no sabe que estamos haciendo dieta, simplemente está sufriendo una situación restrictiva y busca optimizar sus funciones en pro de la supervivencia, lo cual logra a través de ajustes metabólicos y hormonales.
Una alimentación restrictiva es calificada como una agresión al organismo, pues este debe cambiar su forma de trabajar para poder enfrentar los cambios. Ante la falta de energía el organismo reacciona compensando con un aumento de la energía de las proteínas del cuerpo, es decir consume o gasta músculo y posteriormente almacena la energía en forma de grasas, haciendo más “eficiente” el uso de la energía.
Al finalizar la dieta restrictiva tenemos menos músculo para trabajar y un metabolismo lento, lo que permite ahorrar fácilmente la energía en forma de grasa.
Además, las dietas que restringen algún grupo de alimento, generalmente las bajas en carbohidratos, proteínas o grasas, tienen como consecuencia un déficit en el consumo de vitaminas, minerales y ácidos grasos esenciales.
Algunas dietas restrictivas no recomendadas son:
Dietas cetogénicas: pocos carbohidratos y muchas proteínas y grasas. Comprometen el sustrato energético del cerebro, provocando serios trastornos renales y hepáticos que lesionan la salud.
Dieta líquida: limita el aporte calórico, vitaminas, minerales y fibra.
Dietas que excluyen algún nutriente: generan desequilibrios hormonales y metabólicos.
Dietas de alimentos específicos como el pepino o atún: restringen el consumo de otros nutrientes presentes en los grupos de alimentos energéticos y provocan alteraciones en el metabolismo.
Estos tipos de dietas no se recomiendan, pues como se ha señalado, son riesgosas para la salud.
La nutrición es un fenómeno complejo, producto de la alimentación, de factores genéticos y de otras influencias físicas, biológicas y psíquicas. Por lo tanto, alimentarse con todos los grupos en las proporciones adecuadas es fundamental para garantizar el aporte de nutrientes indispensables y para lograr una estilo de vida saludable, concluye la experta.