La Keratina es una proteína que se encuentra en nuestro propio organismo y que es, en gran medida, responsable del buen aspecto y de la salud de nuestra piel, uñas y cabello.
Por lo que respecta a la fibra capilar, la keratina forma parte de su estructura y contribuye a que se mantenga flexible, brillante, sedosa y protegida frente a los agentes externos, sobre todo naturales como el sol, el viento, los cambios de temperatura, etc.
La keratina actúa en el exterior del cabello consiguiendo alisar su capa más externa, la cutícula, y ayudando, además, al sellado de las puntas, por lo que su efecto de belleza inmediata es innegable. Cuando va acompañada de la acción del calor (secador o plancha) consigue un perfecto alisado del cabello, de ahí que se haya hecho muy popular por su uso en tratamientos de alisado semi permanente (alisado japonés o alisado brasileño), pero hay que matizar que puede utilizarse, simplemente, como método idóneo para devolver el brillo y la sedosidad al cabello, actuando en la propia estructura de la fibra capilar (es un error asociarla exclusivamente a los tratamientos de alisado).
Dados sus beneficios, la keratina se encuentra presente en la composición de numerosos productos destinados al cuidado del cabello: cremas acondicionadoras, mascarillas, serums de sellado de puntas y también es posible adquirirla líquida o hidrolizada para realizar un tratamiento reparador en casa.
La keratina destinada a este fin (para realizar en casa un baño reparador) se suele vender en kits que incluyen un champú específico para eliminar, previamente, cualquier residuo y una crema acondicionadora, también a la keratina, que sea el complemento perfecto para esta cura de belleza capilar. Es preferible elegir preparados de keratina que no contengan formol (en realidad esta última es la sustancia responsable del alisado, no la keratina en sí misma).
Aplicarla resulta bastante sencillo. Las dos formas de presentación más habituales suelen ser en textura más o menos líquida (parecido a un gel) y también en spray, muy fácil de utilizar con ayuda del vaporizador. En ambos casos es importante seguir las instrucciones del fabricante, especialmente en lo que respecta a los tiempos en los que es necesario dejar actuar el producto para que penetre al máximo en el interior de la fibra.
Algunos consejos a la hora de realizar este tratamiento son:
La keratina se aplica siempre con el pelo limpio (tras el lavado) y habiendo retirado la mayor parte del agua y de la humedad (cabello seco o ligeramente humedecido).
Es importante distribuirla correctamente. Dividiendo el cabello en mechones no demasiado densos (es un poco "engorroso" pero repartir el producto por todo el cabello es fundamental para un buen resultado). La keratina debe aplicarse empezando desde la raíz hacia las puntas con ayuda de un peine de púas separadas.
Es importante respetar el tiempo de actuación y, para ayudar a su correcta penetración, secar aplicando calor (secador). Ten en cuenta que, aunque no sea tu intención, el pelo quedará algo más liso. (En el caso de tener el cabello rizado y no querer desprenderte de tus rizos, puedes hacer el tratamiento de keratina, dejando secar el pelo al aire, sin calor añadido. Tus rizos quedarán perfectamente definidos y glamurosos).
Dependiendo del fabricante, algunos pueden recomendar un segundo lavado tras la aplicación (para eliminar residuos) o dejar el producto, que irá desapareciendo de manera progresiva con los cepillados y lavados posteriores. Un buen truco es cubrir la cabeza con un gorro de baño (plástico) para potenciar la acción natural de la keratina.
Aunque tiene sus detractores (especialmente cuando se habla de la keratina como producto alisador), utilizada sin abusar (cada dos, tres meses) un baño de keratina puede ser una magnífica solución reparadora para cabellos dañados, con tendencia excesiva al encrespamiento o con una evidente falta de brillo,
FUENTE: Mujerdeelite.com
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