La demencia es una enfermedad compleja que puede ser producida por múltiples factores, uno de ellos es la ingesta de algunos alimentos. Cada vez se conoce más sobre el papel que juega la alimentación para producir este padecimiento.
Ciertos alimentos aumentan el riesgo de padecer este tipo de enfermedades neurodegenerativas, y algunos de ellos son muy comunes en nuestro día a día. Un estudio publicado en el medio científico Neurology ha indagado en la asociación entre los alimentos ultra procesados y el riesgo de desarrollar demencia.
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Los alimentos ultra procesados tienen una alta cantidad de azúcar añadido, grasas, sal, y son bajos en fibra y proteína, son aquellos pensados en ser sabrosos, sin embargo, no contribuyen en una dieta de calidad. Entre estos podemos encontrar:
- Refrescos
- Galletas industriales
- Papas fritas
- Panes y pasteles industriales
- Chocolates y dulces
- Alimentos congelados o listos para comer
- Fideos y sopas instantáneas
- Albóndigas y Nuggets
El estudio reúne más de 72.000 personas empleando datos obtenidos de UK Biobank, específicamente, personas que tenían 55 o más años y no padecían demencia al comienzo del seguimiento alrededor de 10 años. En ese plazo, los participantes rellenaron cuestionarios detallando que habían comido y bebido, lo que permitió a los investigadores calcular la dieta que seguían.
Posteriormente, se ajustaron otros factores de riesgo que afectan a la demencia, como la edad, el género, la historia familiar o las enfermedades cardiovasculares. De esta forma, concluyeron que por cada incremento del 10% en el consumo de alimentos ultra procesados, el riesgo de padecer demencia se elevaba en un 25%.
Sustituir los alimentos ultra procesados
El estudio también indica que si una persona sustituye un 10% de su ingesta diaria de este tipo de productos con otros alimentos como fruta fresca, verduras, legumbres, leche o carne, su riesgo de demencia disminuye significativamente, hasta en un 19%.
Los autores opinan que a pesar de que es necesario investigar más para poder confirmar esta asociación e identificar si existe una relación causal, los hallazgos resultan esperanzadores porque indican cómo cambios pequeños en la dieta pueden tener un efecto muy importante en el riesgo de padecer demencia.
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