Por su cotidianidad, a menudo no se aprecia bien este objeto que pasa, varias veces al día, por nuestras manos y cara y, también, por nuestro cuerpo.
Las toallas tienen una sola función: secar bien y de manera suave. Por tanto, deben ser suaves y absorbentes, dos calidades relacionadas directamente con el gramaje y la composición.
Cuándo deja de ser útil una toalla
Determinar la vida útil de una toalla es difícil; depende del tejido, del uso y de los cuidados que se le ha dado. Se calcula que una toalla puede empezar a perder absorción y suavidad a los dos o tres años, aproximadamente. También con el tiempo las toallas pueden desarrollar un olor a humedad que no se elimina al lavarlas, otro indicador que nos podría estar diciendo que es hora de retirarlas.
Cada cuánto y cómo lavarlas
Antes de usar una toalla es recomendable lavarla en un programa corto, con poco detergente y sin suavizante porque la mayoría pueden contener acabados que bloquean la absorción. Este recubrimiento les da el aspecto y la sensación extra-esponjoso que hay que eliminar. Los otros lavados pueden hacerse también con detergente suave para conservar mejor las fibras.
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El entorno poroso y húmedo es el caldo de cultivo perfecto para el crecimiento de bacterias. Una toalla de baño común puede albergar moho, E.coli y levaduras, sin que lo sepamos.
En un estudio realizado, los expertos examinaron 31 toallas usadas durante 1, 7 o 14 días. Las pruebas microbiológicas realizadas en el laboratorio encontraron mohos, bacterias aeróbicas (crecen en presencia de oxígeno), coliformes (bacterias de origen fecal que incluyen E.coli). El moho estaba presente en casi la mitad de las toallas. Cuanto más tiempo se usan, más contaminadas; según los expertos, "por cada siete días que se usa una toalla, la cantidad de microorganismos en la toalla casi se duplica".
No existe demasiado consenso sobre cuánto tiempo puede usarse una toalla antes de lavarla. Pero atendiendo al estudio, lo más recomendable es usar una toalla "no más de siete días", lo mejor es cambiar la toalla al menos dos veces a la semana porque, tras una semana, "los niveles de bacterias se disparan".
Es preferible no mezclar las toallas con otra ropa. A la hora de secarlas, lo mejor es tenderlas al aire libre, sin que les toque el sol directamente para evitar que se resequen en exceso. Antes de doblar y guardar, debemos asegurarnos de que están completamente secas.