La oficina, con el paso del tiempo, se puede convertir en un segundo hogar debido a la cantidad de horas que pasamos ahí, sentados frente a una computadora. El estrés, la ansiedad y la presión que pueda generar tu jornada puede ocasionar que desordenes ciertos aspectos de tu vida: por ejemplo, la alimentación.
Cuando una persona trabaja pueden surgir pequeños espacios en el día donde el organismo “exija” alimentarse sin importar la hora del día. El desorden del que hablamos comienza cuando en lugar de educar al sistema digestivo, lo “complacemos” y le damos de comer lo que sea. Es por eso que debes poner en práctica estos consejos.
- Desayuna en tu casa. Prepara una buena comida y siéntate a desayunar en tu casa, con tu familia. Además de compartir un bonito momento familiar con tranquilidad, estás aportando alimentos saludables a tu organismo para que el motor del cuerpo encienda adecuadamente.
- Prepara tu almuerzo. Cuando te acomodas a comer cualquier cosa en el trabajo, tus almuerzos poco a poco pueden ir decayendo y llegará un punto en el que solo optes por comida chatarra. ¡Cuidado! Si te levantas un poco más temprano y llevas tu comida, te estás garantizando un aporte de mejor calidad de proteínas, además, tienes que reconocer que la comida casera tiene un toque delicioso.
- Toma agua. Se acostumbra a decir que las personas que trabajan en oficinas son “cafeteras”. Intenta ser diferente y en lugar de cafeína, dale agua al cuerpo. Tus riñones te lo agradecerán y el agua te puede mantener mucho más despierto que el café.
- Tu refrigerio. Sí, está permitido que comas algo a media tarde o a media mañana, pero ojo con lo que ingieres. Te recomendamos mantener frutas en casa para que las lleves y la utilices de bocadillo en la oficina. Muchas veces, por el ritmo de nuestra vida, olvidamos el rico sabor y aporte vitamínico que las frutas nos regalan.