Por: Dr. Guillermo Rodríguez Navarrete,
doctor en Nutrición Humana International Health Coach
Antes de que sigan leyendo les doy mi humilde opinión: NO. De los “tóxicos” de nuestro cuerpo suelen encargarse a dúo entre el hígado y el riñón. Si de verdad quiere estar libre de tóxicos, cuide estos dos órganos, y seguro le irá bien.
Toda la filosofía de la desintoxicación se basa en la suposición dudosa de que las toxinas acumuladas son responsables de una serie de potenciales enfermedades, aumento de peso y otras dolencias. Los adeptos de las llamadas dietas DETOX (una verdadera fiebre a nivel mundial) manifiestan sentirse mejor y haber perdido peso (entre algún mareo que otro) durante algunos días, y otros reportan complicaciones de salud.
En 2009, un grupo de científicos adscritos a la red Voice of Young Science publicaron los resultados de una investigación que revisó varios de los kit detox más populares del mercado. Su teoría fue que ninguno era capaz de demostrar su potencia purificadora, ni de hacer lo que prometía. “Una semana o dos no le salvarán de los daños de un año de comer mal, fumar o beber en exceso” alegaron.
Una cosa sí es cierta: es infinitamente mejor beberse un jugo o cinco de ellos, que hacer las dietas salvajes que hacen algunos por ahí. Me explico, prefiero cien veces una persona tomando seis jugos o licuados de frutas y verduras al día que una haciendo la dieta del sirope de arce, del pomelo, o de la alcachofa.
Esto lo aclaro porque esta también muy de moda atacar estas dietas solo por el apellido “detox”, sin antes ponernos a ver de qué se componen.
Hace un par de días me pasó algo así en El Salvador. Me llegó una invitación a la presentación de una nueva dieta detox. La proponía una salvadoreña afincada en Miami, Roxana “Ochi” de Henríquez. Investigándola de cerca, pude comprobar que no era en absoluto una mala dieta, pues se componía de:
1. Un jugo verde de desayuno.
2. Un recipiente con piña troceada para la media mañana.
3. Una ensalada en el almuerzo.
4. Una bolsita de semillas de marañón en la media tarde.
5. Una sopa de verduras en la cena.
Tengo que reconocer que me encantó el menú, y sobre todo las cantidades. En una época de nuestra evolución en la que reina el exceso de comida en el mundo occidental, urge volver a contener esas cantidades de comida. Si a esa contención, queremos ponerle el nombre o el apellido “detox”, bienvenido sea.
Un buen estado corporal consiste en compensar los excesos con los defectos. Un día nos hemos pasado con las cantidades, al siguiente nos quedamos mas cortitos y listo. Lo que no podemos es compensar un exceso con otro exceso. No sirve pegarse un mes o dos comiendo como salvaje y luego pretender perder ese peso ganado en tres días bebiendo jugos. Ya les adelanto que no van a encontrar muchos amigos de las dietas “detox” entre la comunidad científica y académica de la nutrición y la dietoterapia, pero hoy aprendí a que hay que interesarse por el contenido de cada dieta, porque puedes llevarte una sorpresa, como la que me llevé con la mencionada “Go Detox” by Ochi.
Como ven, una vez mas todo se resume en elegir algo bueno, y tomarlo sin abusar. Siempre que vayan a someterse a un plan de apellido Detox o cualquiera de apellido incierto de los que saldrán en el futuro, consulten a un nutricionista de mente abierta pero no voladora, y pídanle consejo previo, verá que no se arrepentirá.
¡Salud!