Lo llaman "parto cantado" y ahora lo quieren importar a occidente como si se tratara de un método o técnica novedosa, cuando es probable que esto se haga desde hace milenios, en realidad. Hablamos de hacer que la madre cante durante el trabajo de parto con el fin de mitigar el dolor, desviar la atención y, en definitiva, dejar fluir las posibles molestias en un sonido que ayude a controlar mejor la situación.

Probablemente estás imaginando a una embarazada cantando y parece que una cosa va opuesta a la otra, como si no casaran. O quizás estás imaginando el momento en que diste a luz y digas"sí, como para ponerme a cantar estaba yo". Pues sí, puede ser que suene raro, pero ¿por qué no? ¿No dicen que la música amansa a las 'fieras'?

Pues si la música es capaz de amansar a las fieras, qué no hará con una mujer en pleno trabajo de parto y en un bebé que intenta nacer. Sabemos que la música sirve como vehículo de aprendizaje. Sabemos que es útil para niños con problemas y que es recomendable para cualquier otro niño y para cualquier persona, pues también aporta beneficios a la mujer y a su bebé.

Beneficios durante el parto

¿Que cuáles son los beneficios? Pues depende un poco de cada mujer, de lo que le guste cantar o de si puede llegar a sentir vergüenza cantando. La música no debe ser el fin, sino el medio, una compañía. La voz debe salir casi sola. Debe cantar porque sienta que debe hacerlo y porque quiera hacerlo, sin importarle si alguien le escucha. De ese modo podrá descentrar todo su pensamiento en lo que duelen las contracciones para repartirlo con su voz, con el momento de cantar, y afrontar así mejor esos momentos.

Al cantar, al emitir sonidos (tampoco hace falta que nos cante una canción con su letra y todo, hay mujeres que hacen melodías, como si cantaran con una "Aaaaaa" que va cambiando de tonalidad según necesite) alivia la tensión y disminuye el dolor, regula la respiración de la madre, que no se acelera o detiene, para asegurar su suministro de oxígeno y el del bebé, le da fuerza, le da confianza, le aproxima a sus raíces, a las de todos, le hace verse a sí misma como una mujer capaz, cercana a la naturaleza, más animal, haciendo uso de sus herramientas para lograrlo por sí misma.

Además, al cantar, al generar su propia melodía, puede desconectar de los ruidos del entorno para conectar más consigo misma, cerrando los ojos y dejándose ir al momento, a su voz, a escucharse a sí misma no solo por fuera, sino también por dentro.

¿Acaso no va la música asociada a las emociones?

Si quieres correr más rápido o ser más eficiente escuchas música con un ritmo vivo, rápido, que te ayude a ello. Si quieres relajarte, te pones una música lenta. Si quieres dormir a tu bebé, le cantas una nana casi en un susurro. Y así podemos seguir hasta no acabar, porque la música está totalmente ligada a nuestras vidas, variando según el momento.

Pues dar a luz puede ser otro momento en que la música puede estar presente, y más si, como digo, es la misma mujer la que decide cuándo y qué cantar.

Fuente: bebesymas.com