Gracias al permanente avance en los conocimientos médicos, no hay ningún motivo para no lograr una sexualidad plena y satisfactoria.
Una de las disfunciones sexuales que pueden interponerse en el completo disfrute de un vínculo amoroso es la anorgamia, es decir la inhibición de la fase orgásmica del ciclo de respuesta sexual. Y hay muchos recursos para superarla.
La anorgasmia es primaria cuando no se logra bajo ningún método de estimulación (masturbación, sexo oral, etc.). Es secundaria si se logró alcanzar orgasmos en el pasado, pero no se logra hacerlo en el presente.
Es muy importante la consulta con el profesional para no vivir una anorgasmia en soledad y poder disfrutar de una vida sexual plena y saludable. El profesional es quien determinará si es una causa orgánica o psicológica y dará un tratamiento adecuado para cada caso.
Si hablamos de porcentajes, la primaria alcanza a entre un 10 a 15% de las mujeres; mientras que entre 33 y 50% de las mujeres experimentan orgasmos esporádicos y no están conformes con esta situación.
Se sabe que alrededor del 90% de los causas de la anorgasmia se deben a cuestiones psicológicas y no fisiológicas.
El alcohol y numerosos medicamentos pueden ayudar a también a dificultar la capacidad orgásmica. Rutina, estrés y aburrimiento suelen afectar y provocar una anorgasmia secundaria.
Para prevenir y mejorar la condición es muy importante educar sobre actitudes sexuales saludables, formas simples de estimulación y placer tanto individual como compartido. Entender que debemos conocernos, saber lo que nos gusta, poder guiar al otro y pedir sin timidez.
Generalmente en casos de anorgasmia secundaria, la causa reside en una comunicación de pareja deficiente, problemas maritales u otras cuestiones independientes del sexo que se trasladan a la cama. Es por eso que muchas mujeres esperan una pastilla milagrosa, cuando la realidad es que tienen que resolver cuestiones de pareja para volver a sentir.
Es importante también entender que no podemos forzar una respuesta sexual. Cuando el acto sexual no está acompañado por el placer, pasa a ser un “deber” y se transforma en algo mecánico y hasta poco deseable. Es lógico que exista una traba y que no haya disfrute o ganas de repetirlo.
En cualquiera de los casos (tanto psicológicos como fisiológicos) es importante hacer una consulta profesional para encontrar una guía que nos ayude a mejorar nuestra calidad de vida. Muchas veces con ejercicios simples se puede revertir la situación.
Fuente: Mariela Tesler / clarin.com