Los nueve meses del embarazo le sirven al futuro papá para prepararse para los cambios de rol y de prioridades, y para las transformaciones del equilibrio personal, de pareja y familiar que el nacimiento de un bebé trae consigo.
Durante el embarazo, también el hombre vive una tormenta de sensaciones nuevas e intensas. Las emociones del hombre sobre el nacimiento a menudo no son reconocidas ni valoradas, ante todo por el mismo hombre, que tiende a negarlas y no está acostumbrado a expresarlas. Y luego, por la sociedad, que a menudo coloca la esfera de los sentimientos fuera del área de los intereses masculinos. En realidad, acoger las propias emociones y compartirlas con la compañera es un paso importante para una mayor comprensión dentro de la pareja.
La experiencia de los hombres y las mujeres durante el embarazo es muy diferente entre sí. Durante esos nueve meses, la futura madre tiene una relación visceral y exclusiva con el bebé que está creciendo dentro de ella. El vínculo es mayor y más inmediato respecto al del futuro padre que, por lo tanto, y sobre todo en el primer periodo del embarazo, puede parecer más “frío” que su pareja. Hablar de ello es el único modo de prevenir malentendidos o desilusiones, y para satisfacer las necesidades y las expectativas de la compañera.
Esto también vale en el plano de la sexualidad. Puede pasar que el hombre se sienta un poco inhibido por la maternidad de su pareja y su excitación podría ser malinterpretada por ella, que tiene miedo de no gustarle. O, al contrario, la intensa atracción que siente hacia la pareja embarazada puede no ser correspondida como desearía. El diálogo y el debate son las únicas claves para el entendimiento.
Además, hay que decir que cada hombre puede experimentar también dudas y miedos de cara a un evento tan importante como el nacimiento de un hijo. Hay quien se pregunta cómo será la vida “después”, cómo cambiará su relación con su pareja, o quien piensa de nuevo en el hijo que fue y se pregunta sobre el tipo de padre en el que se convertirá. Participar en un curso de preparación del parto es una buena oportunidad para conocer a otros futuros padres, descubrir que ciertas preguntas son normales y, de este modo, sentirse más consciente sobre las propias sensaciones.
Infórmate y participa
Para estar al lado de la mujer embarazada y vivir con plenitud la experiencia que es la llegada de un hijo, el hombre debe estar informado sobre las dinámicas del embarazo, las posibles molestias físicas (náuseas, cansancio, dolor de espalda, etc.) y del estado emotivo particular de su pareja. Todo lo que sabe la futura mamá tiene que saberlo también el futuro papá: cómo se reconoce el inicio del trabajo de parto, como gestionar la rotura de las aguas, cómo manejar eventuales emergencias, etc. Para esto, también puede ser de ayuda participar en el curso de preparación para el parto.
Otra sugerencia válida para todos los futuros padres es la de participar tanto como sea posible en los momentos importantes del embarazo (por ejemplo, los controles ecográficos). El futuro padre debe ser consciente del hecho de que allí donde deje un espacio vacío, habrá alguna otra persona (la suegra, un familiar, una amiga) que lo ocupe. De este modo, sin embargo, se abre una puerta a una serie de interferencias externas que después no es fácil frenar. Es mejor habituarse, ya desde el embarazo, a entrenarse en el papel de padre y a vivir en pareja todo lo que concierne al hijo que tienen en común.
Estar en la sala de parto: ¿sí o no?
Una vez han pasado los primeros meses del embarazo, el parto se convierte en uno de los principales pensamientos para los futuros padres. Por otra parte, la experiencia del parto representa una etapa fundamental en la vida de la pareja; pero ¿es necesario que la vivan juntos?
Históricamente, el hombre siempre ha sido excluido del evento. En las últimas décadas, la situación ha cambiado y el hombre y la mujer pueden compartir las emociones del parto. Sin embargo, hay que tener cuidado: la presencia del padre en la sala de partos debe ser fruto de una elección y no de una imposición. El hombre no debería sentirse obligado a estar al lado de la mujer sólo porque sea así como se hace hoy en día; y a la inversa: la mujer no debería sentirse obligada a tener al lado a su pareja si se siente más cómoda con alguna otra persona cercana.
¿Y si los deseos de los futuros padres no se corresponden? ¿Y si la mujer quiere que su compañero esté con ella en la sala de partos y él prefiere esperar fuera? En este caso, tendrá lugar la primera mediación importante en la pareja de papás: lo importante es que cada elección sea fruto de un diálogo abierto y tranquilo, y que el diálogo entre la pareja nunca disminuya o desaparezca.
Fuente: mibebeyyo.com