
La Organización Mundial de la Salud cita como beneficios de caminar la reducción del riesgo de hipertensión, cardiopatía coronaria, accidente cerebrovascular, diabetes, cáncer de mama y de colon, depresión y caídas. Además, andar mejora la salud ósea y funcional y es un determinante clave del gasto energético, siendo un elemento fundamental para el equilibrio calórico y el control del peso. Por si fuera poco, una caminata, sobre todo si tiene lugar en un entorno natural, puede mejorar notablemente nuestro estado de ánimo y ayudarnos a combatir el estrés.
El cerebro
Según un estudio publicado en la revista Neurology, caminar varias veces a la semana ayuda a prevenir la demencia, reducir el riesgo de la enfermedad de Alzheimer y mejorar la salud mental. El tejido cerebral se deteriora con la edad, al tiempo que se reduce el volumen de la materia gris, y ambos factores se relacionan con la pérdida de las capacidades cognitivas y la atrofia cerebral.
Los investigadores lograron demostrar, tras un seguimiento a lo largo de 13 años a 299 voluntarios, que los que caminaban más no desarrollaban demencias y perdían menos volumen en los lóbulos temporal y prefontal, incluidas regiones relacionadas con la memoria y la demencia, como el hipocampo y la corteza endorrinal.
Así, se concluyó que caminar más de nueve kilómetros y medio a la semana está relacionado con un menor porcentaje de atrofia cerebral y una menor tasa de demencias graves y trastornos cognitivos leves.
Los pulmones
Según la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica, caminar entre 15 y 30 minutos casi todos los días puede mejorar la calidad de vida y el pronóstico de los pacientes con Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), una patología respiratoria que produce sensación de ahogo, tos y expectoración, entre otros síntomas.
De acuerdo con los expertos, los pacientes que realizan actividad física de forma habitual tienen mejor evolución de la enfermedad y registran menos ingresos en el hospital a causa de infecciones respiratorias.
Además, pasear mejora la salud pulmonar, se padezca o no una patología: al hacerlo, aumenta el flujo del oxígeno en la sangre y la difusión pulmonar -el intercambio de gases en el pulmón-, tal y como explica Reyes Calzado, del departamento de Neumología de la Fundación Jiménez Díaz. Esta mejora de los pulmones produce, a su vez, una mejora el corazón.
El corazón
Muchos estudios han demostrado que la actividad física reduce la probabilidad de tener un infarto agudo de miocardio y que el sedentarismo aumenta casi al doble el riesgo de morir por esta causa.
La actividad física aumenta la fuerza del corazón y su capacidad para bombear sangre; las arterias ganan capacidad de dilatación y, con todo, se aumenta la cantidad de sangre que puede llegar a los músculos y otras zonas de nuestro cuerpo. Además, disminuye el riesgo de hipertensión y la presión arterial.