Nutrición

Estos son los peores alimentos para tu hígado

viernes 16, julio 2021 - 12:00 am

El correcto funcionamiento del hígado es fundamental para el organismo, ya que es un órgano “esencial para la digestión de los alimentos y para la eliminación de sustancias tóxicas”, explica Eva Rodríguez, dietista-nutricionista del Hospital HM Delfos. El hígado “interviene en la digestión, segrega la bilis, almacena nutrientes, elimina tóxicos y sintetiza enzimas, proteína y glucosa”, siendo, en palabras de la nutricionista, “el gran detoxificador de todas las sustancias nocivas que llegan a nuestro organismo a través de comida, bebida o fármacos”.

 

En general, solemos conocer del estado de nuestro hígado mediante las analíticas convencionales, que suelen incluir indicadores hepáticos que muestran si existen alteraciones enzimáticas. En algunas ocasiones, se puede prescribir una ecografía para detectar alteraciones como el hígado graso, una enfermedad que suele ser asintomática y silenciosa, para la cual no existe todavía tratamiento. “En muchos casos la práctica de ejercicio, la dieta y la aplicación de una serie de medidas para el control de la diabetes, el colesterol y el sobrepeso pueden mejorar el hígado graso, aunque en ocasiones el cuadro puede persistir pese a que se implementen todas estos cambios”, indica la especialista en aparato digestivo y hepatología del Centro Médico Teknon, Mónica Guevara.

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La doctora explica que “el hígado es un órgano silencioso, que puede progresar de forma asintomática” e indica que lo mejor para cuidarlo es llevar una vida sana y una dieta equilibrada, evitando el consumo de grasas y alcohol y practicando ejercicio físico regularmente. Rodríguez coincide con ella y recomienda “evitar el sedentarismo y los tóxicos, entre los que encontramos tabaco, alcohol y drogas, hacer ejercicio y mantener un peso saludable” tanto para un hígado sano como para un buen estado de salud en general. Es también fundamental “no consumir ni medicamentos, ni suplementos vitamínico-minerales, ni siquiera si son naturales y los compramos en el herbolario, sin supervisión del especialista”, explica la experta. “Recuerden que todo va a para al hígado”, concluye.

 

Pese a que el cuerpo humano “es un conjunto y no se puede tratar aisladamente una parte o víscera”, Rodríguez recuerda que existen algunos alimentos especialmente.

Alcohol

Es el principal enemigo del hígado, “un gran tóxico que, al metabolizarse en el hígado, provoca un incremento de triglicéridos (grasa), de manera que se favorece el desarrollo de hipoglucemia (disminución de la glucosa en sangre) e hiperuricemia (ácido úrico elevado)”, explica Rodríguez.

Además, “en su oxidación se forman compuestos que pueden producir lesiones como la esteatosis, la hepatitis alcohólica, la fibrosis hepática y la cirrosis”. La nutricionista insiste en que no se debe diferenciar entre un tipo de alcohol bueno y otro malo, ya que esta creencia no es más que un mito: “no hay alcohol bueno ni existen bebidas alcohólicas sanas, ni siquiera menos perjudiciales”. Consciente de que “esta respuesta no es del agrado de muchos”, Rodríguez recuerda que tanto las bebidas fermentadas (vino, cava o cerveza) como las destiladas (whisky, ginebra, vodka, etc.) se metabolizan en el hígado.

Pan dulce

Estos ultraprocesados son habituales en los listados de alimentos perjudiciales para la salud, también la del hígado, ya que “contribuyen a la acumulación de grasa visceral alrededor del hígado, cosa que se relaciona con la obesidad y el sobrepeso”, explica Rodríguez. En este apartado incluimos también los ultraprocesados tipo fast food, pastelería, precocinados y snacks.

 

Azúcar

Un estudio realizado por la Universidad de Duke, en Estados Unidos, señala que un exceso de azúcar también puede perjudicar la salud del hígado. Según la investigación, el azúcar puede transformarse en grasas, que pueden acumularse en el hígado desembocando incluso en una esteatosis hepática (que popularmente conocemos como hígado graso).

Rodríguez señala que si bien en muchas ocasiones un hígado que no está funcionando correctamente no da ningún tipo de síntoma, sí que existen algunas pistas que nos pueden poner sobre aviso. “Cuando el hígado no funciona bien puede causar ictericia (color amarillento en ojos y piel), fatiga, pérdida de apetito, hinchazón en piernas y tobillos, dolor abdominal, cambio en el color de las heces y la orina, náuseas o vómitos”.

 

 

Sal

Según un estudio de la Universidad de Jinan, en China, publicado en la revista Journal of Agricultural and Food Chemistry, consumir niveles elevados de sal puede provocar una serie de cambios en el hígado –desde células deformes a mayores tasas de muerte celular y menores tasas de división celular–, que podrían conducir a la fibrosis hepática. La investigación apunta, además, que el tratamiento con vitamina C de las células dañadas podría contrarrestar algunos de los efectos provocados por el exceso de sal.

 

Carne roja

Rodríguez insta a moderar el consumo de carnes rojas y grasas, “así como de derivados cárnicos como hamburguesas, butifarra, salchichas o embutidos”. Para obtener proteínas, lo mejor es apostar por “las carnes blancas, los pescados y las legumbres”. En líneas generales, la nutricionista insta a “incrementar el consumo de productos de origen vegetal frente a productos de origen animal” para mantener un buen estado de salud y un hígado sano.

Los que debemos potenciar…

Rodríguez señala, además, que hay algunos alimentos que pueden favorecer la función hepática y la mejora de la digestión. Son los conocidos como coleréticos (que aumentan la secreción de bilis y fluidifican) y colagogos (que provocan un vaciado suave de la vesícula biliar).

“Entre ellos encontramos los vegetales con un ligero sabor amargo, que van desde la alcachofa a la achicoria, la endibia, la escarola, el rábano o la berenjena”, explica. Estos alimentos contienen cinarina, la sustancia que podría ser responsable de dicho efecto.

“Pese a que aún no existen estudios que muestren una evidencia suficiente, podemos deducir que un aumento en su consumo podría influir positivamente sobre el hígado y el perfil lipídico en humanos, debido a los distintos mecanismos antioxidantes y por sustitución de otros alimentos menos saludables”.

 

Por otro lado, un estudio de la Universidad Estatal de Pensilvania señala que la combinación de extracto de té verde y ejercicio podría reducir la gravedad de la enfermedad de hígado graso por obesidad hasta un 75%. Otra investigación, en esta ocasión del Instituto Nacional del Cáncer en Bethesda (Estados Unidos) publicado en la revista Hepatology, señala que beber tres o más tazas de café al día (también descafeinado) puede tener relación con unos niveles más bajos de todos los marcadores de la función hepática.

 



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