Los juguetes atraviesan una metamorfosis y los niños entran en un estado pasivo donde reducen su imaginación.
¿Recuerdas cuáles eran tus juguetes favoritos cuando eras un niño? Quizás era ese balde con bloquecitos de colores, un carro control remoto, una casa de muñecas o algunos peluches. ¡Qué buenos recuerdos! Pero de un tiempo hacia acá las cosas han cambiado; si le hacemos la misma pregunta a nuestros hijos, la respuesta podría ser diferente.
Muchos niños han sustituido los juguetes por dispositivos electrónicos (smartphones, tablets, computadoras, etc.) y videojuegos para mantenerse entretenidos, incluso cuando están rodeados de sus amigos.
La psicóloga con orientación psicoanalítica, Paula Martino, explicó que este nuevo panorama hace que el niño se sumerja “en un estado de quietud” lo que podría disminuir su capacidad de interacción e imaginación.
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“En los juguetes en general, siempre es el niño es el que determina esta trama, el escenario y los personajes. Mientras que con los juegos virtuales, pasa de ser el creador de la trama a un espectador casi pasivo, donde la escena, impermeable a la proyección, ya está determinada por otro, obturando la creación y la imaginación”, detalló Martino.
Para la psicoanalista, los videojuegos vuelven al niño más intolerante, debido a que los juegos virtuales lo tienen acostumbrado a estímulos rápidos e intensos. Cuando el menor se enfrenta a situaciones más lentas o menos intensas, pierde el interés y las rechaza porque no le da resultados a corto plazo.
Martino aclaró que el problema no es el avance de la tecnología en sí, sino que la mala administración que le dan a esta los niños y los adultos.
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La experta recomendó limitar el uso de la tecnología en los niños. Como consecuencia aparecerán algunos episodios de ira, desesperación y aburrimiento, pero será deber de los padres para que los niños utilicen sus recursos y desarrollen capacidades y su capacidad de interacción.
Acerca de Paula Martino
Es licenciada en Psicología de la Universidad de Buenos Aires, Argentina, con posgrado en Psicoanálisis, especializada en clínica de niños, adolescentes y adultos. Además, trabaja en un consultorio particular. También es responsable de Admisión para las Empresas de medicina prepaga Swiss Medical Group y Omint desde 2002.
