Nunca es fácil cuando una relación termina y es más difícil aún si se trata de una ruptura sentimental y amorosa. Hemos escuchado que, anímicamente nos sentimos afectados pero los efectos van más allá de eso... Hoy te contaremos cómo esta situación nos marca en nuestra rutina de alimentación:

De acuerdo a investigaciones, a este fenómeno de emociones, se le adjudica que las hormonas estallen cuando tu ánimo decae y despierten una sensación de ansiedad, lo que provoca que comas sin control alguno.

Cerrar ciclos no siempre es fácil y más cuando se trata de situaciones que alguna vez amamos, experiencias que guardamos y momentos que atesoramos.

“Lo que sucede a nivel químico cuando pensamos en pensamientos estresantes es que el cuerpo produce más adrenalina, al aumentar los niveles de adrenalina, aumentan los niveles de cortisol. Demasiado cortisol en el cuerpo de forma permanente puede conducir al aumento sostenido del azúcar en la sangre”.

Sabemos que la tristeza no se irá de un día para otro, pero es importante que sepas que al estar por mucho tiempo en ese estado, las hormonas de estrés se elevan y pueden producirse inflamaciones y, hasta cambios en el intestino.

No todos los cuerpos son iguales y cada quien reacciona de diferente manera. La mayoría, en los primeros días, tienen a dejar de comer pero con el transcurso del tiempo, sienten una “necesidad” de comer y comer para “olvidar” parte de sus problemas.

Está muy claro que el sistema inmunológico se ve considerablemente afectado.

Otros daños causados a nuestra salud son:

• Insomnio
• Sedentarismo
• Alteración en los latidos del corazón